Día 3

Nos acercamos al final del curso y como una buena etapa del tour hemos tenido que atravesar un bloque rompepiernas muy exigente que ha demandado un fuerte compromiso por nuestra parte. En mi caso la típica pájara ciclista la he podido esquivar gracias a la motivación y al interés que despiertan las metodologías y aplicaciones nuevas que hemos ido descubriendo y aplicando en cada una de las actividades. En el proyecto flipped todo ha tenido que conjugarse y lo que parecía al principio algo muy macro y estresante se ha podido ir madurando y ha acabado enganchando de una manera muy sana. El hecho de participar en la coeevaluación ha permitido hacer esta tarea de la mano de otros compañeros, hacerla aterrizar y ver la viabilidad de un proyecto y unos conocimientos nuevos que no tienen otra razón de ser de llevarlos a un aula y que empiecen a echar a andar.

Imagen extraída de la web https://pixabay.com con licencia CC0 Public Domain

Los compañeros han hecho aportaciones interesantes. En mi caso me he dado cuenta que he de simplificar más algunas cosas y he de ser más directo. Los comentarios y valoraciones han resultado muy motivadoras y han generado confianza para llevar a cabo esta nueva forma de entender la docencia. Este último aspecto parece algo banal pero realmente es fundamental: aunque es algo paradójico el trabajo cooperativo entre compañeros de secundaria es poco significativo y la sensación de estar solo ante el mundo hace que todo pueda llegar a parecerte una gran montaña inasumible que acaba impidiendo experimentar y apostar por metodologías nuevas. 

Me siento capaz de ir introduciendo poco a poco esta nueva forma de enseñar. Exige mucho trabajo en muchos frentes diferentes y hasta que no pasen unos cuantos cursos creo que no tendré todos los materiales necesarios listos y operativos. Eso sí, lo que tengo son muchas ganas de empezar a llevarlo a mis clases. Tengo la mismas sensaciones de cuando empecé a ejercer como docente: un volver a empezar sin dejar de continuar.